Juan Francisco Artiles Carreño | OPINION

Ser y estar: Los ciudadanos como principio

La sorpresa de hoy ha sido que el señor Martín, Don José Carlos cree que soy “válido, honesto, decente y progresista”. La sorpresa es que sin conocernos de nada, lo he saludado dos veces en mi vida, sabe de mí más que yo mismo. Sabe de mí ser más de lo que yo soy capaz de estar. Enorme sabiduría que en ningún momento justifica porque en su sabiduría no parece necesitar razones para tanto halago.

Si algo me gusta de la vida es que cada día me da una sorpresa. Y si algo me gusta de mí es que soy capaz de sorprenderme cada día con lo que la vida me da.

La sorpresa de hoy ha sido que el señor Martín, Don José Carlos cree que soy "válido, honesto, decente y progresista". La sorpresa es que sin conocernos de nada, lo he saludado dos veces en mi vida, sabe de mí más que yo mismo. Sabe de mí ser más de lo que yo soy capaz de estar. Enorme sabiduría que en ningún momento justifica porque en su sabiduría no parece necesitar razones para tanto halago.

Me sorprendo porque, al contrario que el Sr. Martín, Don José Carlos, no he considerado nunca mi ser porque solo tengo tiempo para mi estar. Ser es algo que suena a consustancial e inmutable. Y la inmutabilidad, el no cambio es un triste destino para una persona que por el hecho de serlo es imperfecta. Por ello me ocupo del estar. Suena a cambio, a camino a recorrer. Y ahí si me encuentro conmigo mismo. Me encuentro en el camino de la vida a recorrer desde que nací, momento en que era individuo, hasta el día que me vaya, en el que espero hacerlo siendo persona.

Para lograrlo solo basta con ser honrado con uno mismo. Honrado en su acepción de vivir como se piensa, para no tener que pensar, una y otra vez cómo se vive.

Y en ello estoy. En tratar de ser persona que vive y convive con otros que están en la misma situación. En el camino y caminar diario de desarrollo personal y servicio a la comunidad que forman mis vecinos. Los vecinos de Telde. No se llega a ser persona instalada en la superioridad moral sobre los demás. Instalado en la superficialidad de discursos permanentes de progresía remunerada en cargos políticos o político-financieros, porque no se es capaz de preocuparse de los asuntos colectivos desde la gratuidad y el servicio por responsabilidad moral.

Cargos financieros derivados de militancias políticas. Cargos financieros logrados en asociación con el Partido Popular, hoy tan criticado en precampaña, mañana, compañero una vez más... ¿Por qué no? En la traición a acuerdos y en el gobierno de instituciones insulares.

La Caja desapareció con Nueva Canarias en su consejo de administración después de traicionar al PSOE socio de gobierno en El Cabildo y el señor Martín, Don José Carlos, en su vicesecretaría, otorgando su voto al Partido Popular y silenciando todas y cada una de las operaciones que llevaron a la ruina, la absorción y la desaparición de la Caja, una institución financiera eminentemente popular y depositaria de los ahorros, vitales en muchos casos, de vecinos, pensionistas, trabajadores, ciudadanos de Telde y del resto de la isla.

¿Puede el señor Martín, don José Carlos, publicar actas del consejo del que era "vicesecretario" en las que se refleje que levantó la voz contra aventuras financieras cuyo desastroso final llevaron a la Caja a su desaparición?

Ejemplos de progresía remunerada tan cercanos como de tan solo hace 6 meses, donde la minoría de gobierno recibió todo tipo de ofertas de apoyo y ayuda "para arrimar el hombro... Por el bien de Telde". Ayuda y apoyo en las que el saqueo de arcas municipales de la última década no se sabe si ayudan y/o separan. Saqueo detallado y demostrado en informes del interventor municipal que, negro sobre blanco, hablan de hechos presupuestarios, económicos y financieros por los que ya hace mucho tiempo alguien debiera haber pedido disculpas.


Pero sobre los que se procura guardar un escrupuloso silencio que ni siquiera se oculta con demandas judiciales anunciadas y nunca ejercidas, o ejercidas y fallidas.

En definitiva, actuaciones de gobierno que han contribuido a hundir la economía del Ayuntamiento de Telde y, por ello, a que la institución no pueda cumplir sus obligaciones de apoyo y ayuda a los vecinos que así lo necesitan.

Sin caer en la cuenta, en su soberbia superioridad moral y su superficial actuación, que el problema es precisamente ese: cambiar a los ciudadanos por la ciudadanía y los principios por las finalidades.

Cambiar a los ciudadanos personas concretas con pensamientos y sentimientos, alegrías y necesidades, por ciudadanía ente indeterminado y amorfo que por serlo es manejable y manipulable termina llevando a olvidar que el principio de todo, el principio que debe guiar la acción política es el servicio a las personas mediante el servicio a cada una de las personas que componen esta ciudad de Telde. Olvidar el principio, los principios lleva al final a creer que el pueblo, los ciudadanos están obligados a pagar al político por sus servicios lo que el político estime conveniente.

Por todas estas razones lo mío, lo nuestro, lo de todos los que trabajamos en Más por Telde, es estar en el camino de ser personas con nuestros vecinos. Y de entre ellos, con los más débiles frente a los más fuertes, con los menos afortunados en lo económico frente a los que solo piensan en su economía o en el cargo remunerado que le puedan asignar.

¿Ser? No sé lo que soy señor Martin, Don José Carlos. No sabemos lo que somos. Pero tenemos claro lo que queremos ser. Los que están el camino. Los que acompañan y se acompañan del resto de los vecinos que quieren convivir en un municipio, en una ciudad, en un barrio en los que la vida juntos nos haga SER Más PERSONAS a cada uno porque los somos todos.

Por cierto, Sr. Martín, don José Carlos, abandoné la "antigua CC" en 2005, cuando se disolvió en Telde. Nunca he sido de NC, ni lo seré. Por tanto no he compartido absolutamente nada con usted, mucho menos con la actual dirección de su partido.

 

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