Juan Francisco Artiles Carreño | OPINION

Los refugiados y el Código Rajoy

Durante 30 años los dirigentes políticos y burócratas de la Unión Europea han creído que se podía construir una burbuja de bienestar, sin política común de acogida de refugiados, mientras a nuestro alrededor se acumulan países en guerra y en nuestras fronteras los ciudadanos de esos países que huyen del hambre y la muerte buscan un sitio donde encontrar trabajo, alimentar a sus familias y vivir en paz.

El Código Rajoy, la Marca PP, son ejemplo no sólo de esa política sino que tratan de superarla: devoluciones "en caliente" ilegales; alambradas con cuchillas en los límites de Ceuta y Melilla; denegación de la mayoría de los visados de refugio que se solicitan; ayuda al "desarrollo" invertida fundamentalmente en ayuda policial y de control de fronteras en los países de origen y tránsito de los refugiados.

Pero los efectos, en África y Oriente Medio, del empobrecimiento y la falta de futuro, de las guerras y la muerte, sobre los que Occidente tiene grandes responsabilidades escasamente asumidas, han hecho que los refugiados vengan a los países europeos después de colapsar Líbano y Jordania, países con más de 2,5 millones de refugiados sobre una población que no llega a 8 millones de habitantes, y que no tienen posibilidad alguna de ofrecerles un futuro digno.

Alemania concedió en 2014 más de 330.000 visados a refugiados de un total de 600.000 solicitudes. Mientras, España concedió 1.300 sobre un total de 2.700 solicitudes. En julio, la UE asignó a Alemania 25.000 refugiados de un total de 40.000 para 2015 y 2016, mientras a España asignó 2.400, de los que el gobierno Rajoy dijo que sólo aceptaría la mitad "porque no tenemos recursos para más".

El pasado lunes, Alemania ha anunciado un presupuesto de 6.000 millones de euros para atender 800.000 solicitudes de asilo y refugio que esperan para 2015, además de los que le asigne la UE. Mientras, la UE ha asignado a España 15.000 de 120.000 refugiados y el señor Margallo se ha apresuró a declarar que "se acogerán los que diga el Ministro de Hacienda", en una nueva demostración de los valores de solidaridad que incluye el Código Rajoy, Marca PP.

Por si no fuera bastante, su colega el Ministro de Interior, mientras sigue con su misa diaria, hablaba de que no se puede potenciar "el efecto llamada" acogiendo a tantos refugiados. Discurso similar al de la señora Le Pen de Francia.

Pero el Código Merkel, derecha conservadora europea, que entiende los beneficios y cargas de la Globalización ha hecho saltar por los aires el Código Rajoy. Durante la visita de la semana pasada en la que don Mariano pidió a su colega un pronunciamiento en contra de las veleidades independentistas del señor Mas, Don Arturo, la señora Merkel le explicó las obligaciones que los valores políticos-morales, que defiende la derecha europea moderna, imponen en la política de refugio, asilo y acogida.

Y así, en menos de cuatro días, el Código Rajoy ha borrado deprisa y corriendo el manoseado "efecto llamada" y nuestro presidente ha declarado sentirse "trastornado" por el drama de los refugiados. Cambio lógico en quien mantiene en su Código, Marca PP, como valor político ser fuerte con los débiles y débil con la fuerte señora Merkel.

En cuanto al tono apocalíptico de los medios de comunicación, "tsunami de los refugiados" titulaba el pasado lunes un periódico, unos simples número demuestras que acoger a los refugiados en una Europa de 300 millones de habitantes no es un irresoluble y, mucho menos, un tsunami. Y, desde luego, tampoco lo es acoger a 15.000 refugiados en un país que, como España, recibe 50 millones de turistas al año.

Por ejemplo, frente a la actitud de los políticos seguidores del Código Rajoy, el Papa Francisco ha pedido que cada parroquia acoja a una familia. Si en España hay 8.000 municipios hay, al menos 8.000 parroquias. Si una familia media tiene cuatro miembros, acogerían a 32.000 refugiados.

El doble de los asignados por la UE a nuestro país. Y eso sin contar con los que están dispuestos a acoger la red de municipios solidarios que se está empezando a formar mientras el PP sigue tratando de no caer en el ridículo al pillarle las órdenes de la señora Merkel con el pie cambiado.

Además, evidentemente, de la proximidad de la campaña de las elecciones generales, verdadera preocupación del señor Rajoy en relación con su propio futuro político.

Y nosotros, como ciudadanos, no debemos olvidar que nadie quiere abandonar la tierra en que ha nacido y que los ciudadanos refugiados son la consecuencia de políticas basadas en egoísmos inmorales, políticas internaciones que no hacen todo lo posible para acabar con las guerras de Oriente Medio y África, única causa de la muerte y empobrecimiento que lanzan a millones de personas a buscar vida y paz en otros países.

 

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