Guadalupe Santana Suárez | OPINION

En honor a Soront y a su director…

Es muy loable la costumbre de la gente de bien, y sólo de esa gente, el elogiar las cosas que están bien vengan de donde vengan y disgusten a quien disgusten.

Esto parece pensar también Luis Morera al reconocer tener en Telde un “hijo” cuando nombra al Grupo Musical Soront, cuyo director forma parte de los monitores de la Escuela de Folclore Municipal de esta ciudad de Telde.

Cuando, Luis Morera, referente musical en Canarias y de la música Canaria que se derrama en otras orillas del mismo mar nuestro, hace un brindis así, hay que tomar el testigo de esa felicitación y darnos también por felicitados, por esos niños y niñas de esta ciudad nuestra, que a pesar de los retos que a la infancia pone hoy por hoy esta sociedad, son capaces de crecer y aprender con la sensibilidad que da la música cuando se ama como la ama Soront.

Esta "chiquillería" alegre y desenfadada como la infancia en sí misma, obtienen en esas clases a las que asisten como orgullosos componentes, la rígida mirada de un profesor que les enseña algo más que a leer una partitura y a templar sus voces e instrumentos. Así, la disciplina adquirida en dichas clases, a la par que el saber estar ante cientos de ojos que les miran, el perder el miedo escénico, el saber acercarse a un micrófono con el mayor de los respetos, el integrarse en una secuencia de sonidos y abstraerse totalmente de lo que no sea en ese momento su prioridad, la música, todo esto, queridos lectores, harán de estos jóvenes unos adultos preparados para las exigencias del futuro. Le ayudará a mantener el pulso ante las presiones y sobre todo, tendrán la completa seguridad de poder ser libres para pensar que son universales como la misma música y siempre se apoyarán en ésta para mirar la, a veces indignante sociedad, con la sensibilidad suficiente para querer y poder cambiar las cosas y que la cultura sea por fin, aún sonando muy mal, "un gasto esencial" y no la cenicienta de todas las partidas, sobre de todo de aquellas susceptibles de ser "recortadas".

Los alumnos y alumnas de Soront, amén de estar apadrinados por Morera y conocer a Taburiente, han compartido escenario con Mestisay, Los Sabandeños, José Manuel Ramos o el mismísimo Suso Morán, que se acercó altruistamente algunas tardes a enseñarles a manejar el arte casi extinguido de montar lapas y hacer música con ellas.

Además, fueron reconocidos el pasado año en Gáldar con el premio "Cuando La Música Es Magia", junto a Barrios Orquestados y a Arístides Moreno.
Si ninguno de los componentes de Soront supera los dieciséis años ¿Qué más podemos pedir que nos ofrezcan? ¿Qué aportan las voces que piensan que no aportan nada a esta ciudad?

¿Quién, con tan corta edad, pasea con orgullo el nombre de su maltratada ciudad? ¿Qué niño o niña, allí donde vaya, con firme decisión sonríe y dice: "soy de Soront, soy de Telde"?

Solamente lo dicen los que viven el sueño de vivir la música, de vivir Soront. Que nadie se lo robe.

Felicidades por el trabajo realizado y gracias por existir.

 

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