Como todos los vecinos saben y algunos padecen, la alcaldesa de Telde y el grupo de gobierno que lidera con la ayuda inestimable del señor Pablo Rodríguez y don Juan Martel, apoyada por sus compañeros de partido, el señor Reyes y el resto de CIUCA, han cerrado las escuelas infantiles. Y lo intentaron, los vecinos conseguimos que se quedara en intento, con la biblioteca municipal “porque no da beneficios”, razón y excusa en la línea de la gran ética político-financiera del PP.
Pero el tiempo, que termina colocándonos donde merecemos, ha ido desvelando el verdadero motivo de esa política de patear la cultura y la formación popular: No saben leer.
La alcaldesa lo acaba de confesar en el juzgado número 2 de Telde. Ella no lee los expedientes con los que gobierna nuestros bolsillos, nuestra economía y, por lo tanto, una parte importante de nuestras vidas.
Pero si solo fuera la alcaldesa no se explicaría ese desprecio por la única herramienta de progreso que tenemos los vecinos sin privilegios. La élite de los funcionarios y los políticos tampoco saben leer. Lo acabamos de descubrir en boca de altos funcionarios. El señor Mena, tampoco sabe leer. Ha confesado en el mismo juzgado que hace los informes sin leer. Así lo explica, para que don Ambrosio cobre ilegalmente 13,2 millones de euros, que a los vecinos nos va a costar más de 20 con intereses, no ha leído el Real Decreto en el que se ha basado para amparar el pago.
No son los únicos. Siguen una gran tradición de políticos y funcionarios que no saben leer antes de decidir sobre nuestras vidas. Las de todos los vecinos.
En el Pleno de junio, el secretario, confesó que él ni leía ni pensaba leer la sentencia que ha anulado el acuerdo por el que nos endeudaron con el crédito ICO de 65 millones y que permitió el pago de 13,2 millones de euros al empresario, además de otros 11 millones a Aguas de Telde, FCC y otros, con sus correspondientes 11 millones de euros más, para los bancos, en intereses.
¿Queda alguien? Claro que sí. El interventor, que en el mismo Pleno nos demostró que él tampoco sabía leer. Y en referencia a la sentencia dijo aquella maravilla de la jurisprudencia, "la sentencia anula la convocatoria del Pleno del 15 de mayo de 2012 pero no los acuerdos". No había sabido leer. El Fundamento de Derecho 2º de la sentencia dice textualmente: "Por todo ello procede estimar el recurso, declarando la nulidad de la convocatoria impugnada, lo que conlleva la nulidad de los acuerdos adoptados".
El resto del gobierno tampoco sabe leer. Y votaron a favor, el 15 de mayo de 2012 para la operación de crédito, con el silencio cómplice de la oposición, y en junio de 2014 para aprobar la modificación ilegal del crédito cargándonos a los vecinos con 30 millones más en intereses.
Incluso fuera del ayuntamiento, en el Ministerio de Hacienda y en los bancos financiadores del ayuntamiento debe haber muchos altos cargos que no saben leer. A pesar de la sentencia, los unos autorizaron duplicar el período de amortización y los otros firmaron las escrituras que lo formalizan. Ni los unos ni los otros, ni los del ayuntamiento ni los de fuera, han sabido leer los escritos de Más por Telde. Pero posiblemente nos les importa. Cuando en sede judicial les pregunten contestarán: "Nosotros no leemos. Hacemos lo que nos dicen los funcionarios que tampoco leen".
Que a los vecinos que sí saben y leen esta reflexión, no les parezca mucho todo esto. Porque les debo decir que el señor don Francisco López no se conforma con no saber leer. Su problema es que los documentos no existen. Aunque tengan 40 folios. Así nos dijo en el Pleno de 28 de febrero de 2014, hace ya un año, en el que se produjo la aprobación de los presupuestos, ilegal, por supuesto, como ya hemos denunciado de palabra y por escrito en varias ocasiones. Para el señor López, el informe del interventor en el que pide que el gobierno reclame a Don Ambrosio y al resto de los que cobraron los 24,5 millones pagados ilegalmente, simplemente no existe.
Creemos que el mismo problema de lectura, o de desaparición virtual del informe del interventor, debe tener el señor don Darío López, Coordinador de Hacienda, por supuesto con nombramiento ilegal. Porque desde hace un año, febrero de 2014, fecha del informe, no tenemos noticia de que haya procedido a la apertura de los expedientes de reintegro pedidos por el interventor.
A diferencia de la alcaldesa, don Francisco López y del resto del gobierno, el señor Mena, el secretario, el Interventor y don Darío López, tienen un problema. No tienen funcionarios a quienes echar la culpa de los efectos de no leer. Lo cual tiene la consecuencia, para ellos, de ser los que se han quedado con la papa caliente de explicar las consecuencias legales de no saber leer.
Es el problema, esta vez de todos ellos, de creer en el dinero y no en la cultura. Por decisión política se cierran escuelas y bibliotecas para pagar créditos e intereses. Y se termina por no leer. Rancia tradición en cuyo cumplimiento otros se dedicaron a quemar libros. El que no lee, el que no sabe leer, termina sirviendo al dinero y no a las personas.
Alguien más sabio que yo, el inolvidable Facundo Cabral, que terminó asesinado por narcotraficantes, incultura y avaricia al fin, nos dijo... "Si amas al dinero, a lo sumo, llegarás a un banco; si amas la cultura, amarás a las personas y llegarás a Dios".
En eso están la alcaldesa, el gobierno y los altos funcionarios del ayuntamiento. Y ahí nos tienen a los vecinos. Sirviendo a los bancos. No formando a nuestros hijos. Es lo que se puede esperar de quienes intentan cerrar las bibliotecas y cierran las escuelas infantiles.
Por no saber leer.